5 de abril de 2014

Noche de "estrellas" en Galicia

El cantante norteamericano encantó y deleitó a un público entregado desde un principio

Prince demostró en La Coruña, ante unos 25.000 espectadores, el porqué de su condición de "rey de la década de los noventa"

La Coruña (Redacción, por Alfonso Queijo). Con un espectáculo simple y sencillo, pero brillante y en ocasiones hasta íntimo, Prince demostró en La Coruña, ante unos 25.000 espectadores que presenciaron en directo el concierto y varios miles más a través de las pantallas de televisión, el por qué de su condición de "rey de los noventa", tal como lo han bautizado ya no sólo la crítica, sino algunos de los más importantes "monstruos" de la canción. Con un sonido perfecto y limpio, Prince ha dejado de lado las concesiones al público. El recital, que duró justo hora y media, alcanzó su mayor grado de intimismo, difícil de conseguir ante miles de personas, en dos temas concretos: "Purple Rain", donde se quedó solo con la única ompañía de su guitarra, y en "Nothing Compares to U", canción en la que demuestra su brillante faceta de pianista.

Tras la intervención de rigor del grupo telonero, "Lois Lane", que sólo sirvió para ir "abriendo boca", y después de una espera de cuarenta y cinco minutos, aprovechados por el público para realizar la futbolística ola en las gradas del colegio de Santa María del Mar, Prince hizo su aparición en un escenario austero en comparación con anteriores giras y a cuyos laterales se situaron dos pantallas de vídeo y dos grandes ojos que recordaron al célebre "Gran hermano" creado por Orwell en su obra "1984".

Junto a él, que se presentó con un nuevo "look", sus cinco acompañantes y componentes de su banda: Rosie Gaines, la bautizada por el propio cantante como la nueva Aretha Franklin y que parece tener más "chance" que anteriores acompañantes de Prince, en los teclados y voz; Matt Fink, teclados; Miko Weaver, guitarra; Levy Seacer, bajo; y Michael Bland, batería. Junto a ellos, los tres bailarines, Kirk Johnson, Damon dickson y Tony Mosley.

A lo largo de su intervención, Prince, que ya se descamisó a la segunda canción, interpretó temas con claro sabor "funky" y música "soul", además de sus ya conocidas influencias de Jimi Hendrix y James Brown. 

No obstante, el excéntrico americano ha evolucionado en esta "Gira desnuda" hacia un espectáculo de masas, perdiendo algo de su intimismo anterior, cuando exigía locales cubiertos de más escasa capacidad.

Multiinstrumentista

A pesar de ello, y de "jugar" con canciones más comerciales, como "Batdance" o "Partyman", sigue teniendo sus mejores momentos, en los que contacta más directamente con el público, en temas como "Purple Rain" y "Nothing Compares to U".

En el primero permanece solo durante unos siete minutos en el escenario, con la única compañía de su guitarra. Fue en este tema donde definitivamente se ganó al público, ya entregado de antemano y que había recibido con grandes aplausos cada grito de "La Coruña" que dio el cantante.

En el segundo, que vino precedido de una especie de juegos eróticos encima del piano, demostró su condición de multiinstrumentista tocando el piano en su adaptación particular de la canción que compuso para Sinead O'Connor, a la que la "lanzó" al número uno de las listas mundiales de éxitos.

Después de "Nothing Compares" llegó el "Batdance", donde alcanzó otro de sus momentos de conjunción con los espectadores y que terminó con un nuevo grito coruñés y la imagen del murciélago del famoso film en el gran escenario. Tras esta canción se produjo una pequeña desapración del "Príncipe de Minneapolis", aprovechado por el artista para cambiar su vestuario y exhibir el tercero de los "modelos" que puso en escena.

Entre unos y otros, Prince puso en escena otras once canciones: "The Future", "1999", "Housequake", "Sexy Dancer", "Kiss", "Take Me With U", "Alphabet Street", "Controversy", "A Song 4 U", "Little Red Corvette" y "Question Of U", la única perteneciente a su nuevo álbum.

También en todo momento demostró su condición de gran bailarín, mostrándose incansable por todo el escenario, de 18 metros de largo y dos añadidos de doce, donde se encontraban gran parte del equipo de sonido, que llegó a todos potente y claro.

Tan sólo dos "bises" hizo Prince. El primero fue el ya comentado "Partyman", de la banda sonora de "Batman", mientras que el último tema, "Baby I'm A Star", coincidió con la sesión de fuegos artificiales prevista por el Ayuntamiento y con el lanzamiento de su camisa al público de las primeras filas. 

En todo caso, durante hora y media se tuvo oportunidad de presenciar al, posiblemente, artista más completo del momento, que también en el escenario resaltó la ambiuëdad que demuestra en su vida real, especialmente en lo relacionado con sus gustos sexuales. La sensualidad fue otra de las notas destacadas en su actuación, algo que quedó patente en algunas de sus baladas y en temas como "Sexy Dancer" y "Kiss".

Los cerca de 25.000 espectadores pasarán también a formar parte del vídeo musical que Prince grabó ayer en La Coruña y que servirá como testimonio gráfico de la gira, denominada "Nude Tour", que ayer dió por finalizada en tierras españolas.

Por otra parte, ahora será el momento de realizar cuentas por parte de la organización local, que no fue otra que el Ayuntamiento. El concejo puede haber dejado más de cuarenta millones en el montaje realizado en el colegio de Santa María del Mar, que celebra este año el 25 aniversario de su creación en La Coruña.

El efímero paso del "Príncipe de Minneapolis" por Galicia

Poco después de las tres de la tarde, Prince hacía su aparición en el colegio Santa María del Mar a bordo no de un globo o de una limusina, sino de un "Jaguar" negro. El globo, por cierto, apareció después, aunque simplemente con fines publicitarios.

El cantante llegó al aeropuerto de Labacolla en un avión privado, aunque con anterioridad se había previsto que fuera Alvedro el que acogiera al "Príncipe de Minneapolis", pero este aeropuesto se mantiene cerrado al tráfico aéreo durante las horas del mediodía.

Desde Santiago ya se dirigió directamente al lugar del concierto, donde se encerró en el interior del polideportivo existente, habilitado como camerino para la ocasión y del que sólo salió para realizar las pruebas de sonido. Por cierto, que en el momento de salir del "Jaguar" negro, rodeado de cuatro inmensos guardaespaldas que contrastaban con su escaso metro y medio de estatura, tuvo tiempo de ver pasar uno de los muchos trenes que pasaron por las inmediaciones del colegio Santa María del Mar, algo que le produjo mucha gracia.

Hasta el instante de la actuación, Prince se entretuvo jugando al billar y al ping-pong, así como realizando ejercicios de pesas y gimnasio, para lo cual exigió toda una serie de aparatos en su camerino.

En el momento en que hizo su aparición más de trescientas personas llevaban ya nueve horas de trabajo para ultimar el montaje del escenario y toda la infraestructura paralela al concierto, mientras que varios cientos de personas ya se concentraban en las puertas de acceso al recinto, abiertas a las siete de la tarde, y en cuyos alrededores estaban estacionados varios autobuses de Madrid, Pontevedra, además de numerosos vehículos privados con matrículas de Pontevedra y Portugal.

Después de la actuación, Prince se despidió de Galicia rápidamente, puesto que empredió marcha hacia Bruselas para continuar con su gira europea, después de haber realizado cinco conciertos en España.

Fuente: "La Voz de Galicia" Nº 35.063 Lunes, 30 de julio de 1990.

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